domingo, 30 de diciembre de 2012

¡ FELIZ AÑO 2013 !






ESTE BRINDIS VA POR TODOS VOSOTROS, AMIGOS SEGUIDORES
FELIZ AÑO 2013




ESPERO QUE CON EL PRÓXIMO AÑO
 , ESTE MUNDO VIRADO AL REVÉS SE ENDERECE UN POCO PARA TODOS, PERO EN ESPECIAL, PARA  AQUELLOS QUE MÁS LO NECESITAN.

 



VISITARÉ DE NUEVO VUESTROS BLOGS PASADO EL DÍA DE AÑO NUEVO E INICIARÉ NUEVAS ENTRADAS EN EL MÍO.  HECHO EN FALTA ESTA INTERACCIÓN NUESTRA QUE TAN ENRIQUECEDORA CONSIDERO.
UN FUERTE ABRAZO DESDE EL CORAZÓN.







domingo, 9 de diciembre de 2012

SI HOY SE DETUVIESE EL TIEMPO (VERSOS CON ALMA 18))







Queridos amigos/as de letras, desde Gavá (Barcelona) y con todo mi cariño, os quiero  enviar mis mejores deseos de felicidad en estas fechas tan entrañables y de recogimiento como es la Navidad. De nuevo la tenemos aquí. Los cinturones los llevamos muy ajustados este año, es cierto, y unos más que otros, pero como la esperanza no hay que perderla y la Navidad lleva rostro de sonrisa, hagamos como ella, ¿no os parece?
Estas letras van dirigidas, especialmente, a todos los que me seguís de forma habitual contribuyendo con vuestros comentarios de opinión, con vuestras reflexiones tan enriquecedoras siempre, dándole vida a este blog, (gracias por ello), también a los que me visitáis sin dejar huellas o a los que de forma esporádica dejáis alguna y, como no, a los  que por azar accedisteis a mi blog y os quedásteis unos minutos, a todos, mi agradecimiento y pediros sólo una cosa: SED FELICES O, AL MENOS, PROCURAD SERLO. OS DESEO TODO LO MEJOR. ¡FELIZ NAVIDAD!
Os comento que durante estas fechas navideñas me mantendré alejada o casi alejada del blog ,  digo casi, porque durante unos cuantos días más, seguire visitando los vuestros y dejándoos algún comentario. Mi próxima publicación será, dios mediante, pasadas las navidades.
Aqui  os dejo un poema. Lo he considerado muy apropiado para estas fechas.




SI HOY SE DETUVIESE EL TIEMPO


Si hoy se detuviese el tiempo
y se hermanasen los espacios,
si la razón matase el sinsentido,
si lloviera donde vive el desconsuelo,
si el destino decidiera tomar otro camino
donde no existan barreras que fundan la luz,
cuantas vidas con corazón de hielo,
cuantas miradas ciegas
buscarían su nombre perdido, quizá su infancia,
en el tiempo en reposo,
en el sentimiento limpio de quienes jamás conocieron,
y llamarían a su puerta con el alma desnuda
para beber un sorbo de humildad.
Si el mundo virase al revés,
aunque fuese por poco tiempo,
tal vez las cadenas del dolor y la sinrazón
encontrarían la llave de la libertad,
de la justicia, del amor.

Si hoy se detuviese el tiempo... 

lunes, 3 de diciembre de 2012

JORNADA FAMILIAR ( CUENTOS Y RELATOS BREVES 4)


Vista panorámica de  la parroquia de San Mamede de Bragade (Cesuras)

 A MODO DE PRÓLOGO

Cesuras es una población perteneciente a  la comunidad gallega situada en la zona interior de la provincia de A Coruña (España). Allí nací y pasé mi primera infancia hasta que a la edad de cuatro años mis padres y yo emigramos  a Catalunya.

Este fragmento de carácter descriptivo que os ofrezco hoy pertenece a uno de los capítulos de un libro que escribí hace algún tiempo dedicado a mi querido pueblo y cuyo título lleva su nombre: "CESURAS", inédito y con nº de asiento registral  02/2004/6894.



Hipotéticamente, atravesamos el túnel del tiempo y nos situamos en los inicios del siglo XX para observar desde nuestro presente una jornada familiar de aquella época.

Cesuras está a oscuras. A lo lejos  se divisa una casa medio en penumbra, iluminada tan sólo por algún candil de petróleo o  carburo. Un perro ladra en el exterior, sujeto a una cadena. Alguien se acerca a la vivienda con un quinqué en la mano, es una mujer de mediana edad; franquea la amplia puerta de madera, se adentra en el interior, atraviesa el largo pasillo húmedo y sombrío, en cuyo extremo, otro portalón de similares características  comunica con el ala oeste de la casa. En el exterior se amontonan aperos de labranza. A la izquierda un pequeño habitáculo cobija una píara de cerdos, hacia allí se dirige la mujer dispuesta a dar de comer a sus marranos. Solamente alguna estrella que empieza a iluminar el cielo y el viejo candil dan visibilidad al lugar. Finalizada la tarea y siempre iluminada por la lamparilla la mujer se adentra de nuevo en el interior de la vivienda. A la derecha del pasillo se encuentra el establo y a la izquierda, la cocina. En una de sus esquinas está la lareira. El contínuo chisporroteo de leña encendida transmite un ambiente íntimo al hogar. Sus paredes solitarias y oscurecidas por el humo, el hollín de la chimenea, un largo y estrecho banco de madera situado delante del gran brasero y el horno justo enfrente. Por la parte interior de la chimenea y bordeando sus paredes cuelgan chorizos de la mantanza de invierno. El resto de la cocina, la componen una mesa rectangular, otro banco de las mismas caracteristicas, una pequeña alacena, el fregadero y una artesa vieja.
Desde el pasillo y a través de unos rústicos escalones se asciende al piso superior. A la izquierda del descansillo se abre una puerta . Es una de las habitaciones; tiene dos camas de idéntico tamaño que por sus elevados travesaños se asemejan a cunas grandes. Ambas camas están cubiertas por un gran manto de paja con un colchón encima cuyo relleno esta hecho a base de hojas tiernas extraídas de las espigas del maíz y puestas a secar con anterioridad. Justo al lado de la ventana se halla la jofaina y un pequeño espejo algo deteriorado. En la parte derecha del descansillo otra puerta da paso a la segunda habitación. Tres ventanas iluminan  la estancia. También allí hay una jofaina y dos lechos, uno de los cuales difiere del resto, pues no lleva travesaños y  esta cubierto por un colchón de lana de oveja. De una de las paredes pende un chinero destinado para guardar la loza nueva, en el lado opuesto una mesa de estructura rectangular repleta de ropa menuda cuidadosamente doblada a cuyos pies y por ambos lados  dos bancos medio escondidos dan por completada la decoración del dormitorio. El suelo, de madera añeja y gastada, resplandece de limpio; se adivina  que allí, la mano de la mujer, ayudada seguramente, por un cepillo de púas guesas, es la artífice de su mantenimiento.

La família que habita la casa está desgranando las últimas mazorcas de maíz y dando de comer al ganado. Se les ve cansados. Es el momento en que todos se reúnen en torno al fuego, sentados en el estrecho asiento de madera. Cada mañana van a recoger agua de la fuente para sus aseo personal, hacer la comida y otros menesteres. A esas horas de la noche ya les  queda muy poca ; llenan un barreño de agua y la suben  a las habitaciones para  llenar las jofainas y poder lavar su cara al día siguiente.
Se acuestan pronto. Les espera una dura jornada.

Con el clarear del nuevo día, avisa con su insistente cacareo el gallo en el gallinero. La família se pone en pie, el ganado se impacienta y la rutina cotidiana se inicia. Tras el estrecho asiento que hay junto al brasero permanece amontonada leña que cada mañana utilizan para encender el fuego. Diariamente, la madre ordeña el  ganado y separa la leche que han de consumir; la que sobra es utilizada para la elaboración de quesos que venderán en la feria de algún pueblo del contorno. La alimentación, es, casi en su totalidad, de producción casera. El pan, elaborado de forma artesanal a base de maiz, trigo o centeno, consigue mantenerse fresco en el interior del hórreo durante bastante tiempo, la carne, de mantanza propia, los huevos, las verduras y hortalizas frescas recogidas diariamente del huerto, la fruta de temporada...

Como cada mañana, la mujer se dispone a preparar un generoso desayuno a base de filloas y un buen tazón de leche recien ordeñada. Una vez los estómagos satisfechos, el marido y los hijos, con su guadaña y demás aperos de labranza, se dirigen al monte. Están en temporada de siega. Un monte vivo y bien cuidado, no hay malas hierbas ni tojo que lo cubra. A un lado y otro se perfilan senderos creados por el contínuo ir y venir de los labriegos del lugar. En sus caminos permanecen imprimidas huellas de carros y pisadas de ganado en busca del pasto diario.

La mujer, ya sola en la casa, sale al exterior de la era  con un barreño abarrotado de ropa sucia. Al fondo hay  un lavadero de generosas dimensiones, hacia allí se dirije dispuesta para proceder a su lavado; una vez límpia, la extiende sobre la hierba fresca para que el sol de la mañana consiga un secado y perfume especial. De vez en cuando, salpica las prendas con agua para evitar su acartonamiento. Algunas famílias no disponen de lavadero propio y acuden a uno comunitario no muy lejos de allí.
 
Poco después, ya cercano el mediodía, la esposa va también camino del monte. En un zurrón lleva comida y bebida para su gente.

    1. LAREIRA: nombre que se le da al lugar donde se hace de comer en las casas típicas gallegas, con una elevación superior al resto de la cocina y formada por losas de piedra muy ajustadas entre sí
    2 ARTESA: cajón rectangular de madera más estrecho por el fondo que por arriba. Su tapa superior suele utilizarse para amasar el pan.